Máquinas experimentales

para hábitos nocturnos

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Texto curatorial

Martín Schachner es un artista visual polifacético. Podríamos describirlo como fotógrafo, animador, mecánico, efectista, inventor y viajante, pero sobre todo, un hacedor.

Experimentar - construir- probar - jugar- ensamblar- resolver- mover- animar, son las constantes de sus díasSu obra hace real y concreto su deseo: materializar la magia que esconde el movimiento.

Y de ese impulso, surgen nuevos desafíos que lo interpelan. Entre largos viajes y noches de trabajo, las obras que presenta esta exposición, nacen de una curiosidad silenciosa y perseverante.

El punto de partida de su práctica, surge de la recreación de inventos precinematográficos del siglo XIX, cuya premisa consiste en animar lo inanimado a partir de un desarrollo mecánico, analógico y estético. Los desarrollos de Edward James Muggeridge y Étienne Jules Marey alrededor de la cronofotografía, inspiraron gran parte de las obras en las cuales Schachner se aventura.

Sus unidades básicas: la madera, el metal y el papel, son más que suficientes para traer de regreso la magia perdida por el avance de la era digital, la cual nos ha llevado apresuradamente a no comprenderla y por ende a no interpelar. De este modo, el eje de su accionar se basa en el conocimiento de los sistemas que componen sus obras, el montaje y desmontaje de las piezas que las integran. Fotogramas, sistemas mecánicos preexistentes y herramientas que él mismo construye, constituyen los insumos de sus dispositivos sensibles.

Las obras de Schachner comprenden la función lúdica del arte contemporáneo, en primer lugar a partir de la fusión de distintos lenguajes en la construcción de sus dispositivos, como la fotografía, la mecánica y el diseño. En segundo lugar, debido a la necesaria participación activa del espectador, al que el artista le otorga el papel de ejecutante.

A razón de esto, Julio Le Parc expresó en su manifiesto de 1962, su concepción del rol del espectador, específicamente refiriendosé al arte cinético, entendido desde 1954 como rama del arte que trabaja en la exploración de la estética del movimiento: “La consideración del espectador como un ser capaz de reaccionar, quien le da sentido a las experiencias propuestas”.

Las obras que reúnen “Máquinas experimentales para hábitos nocturnos” se balancean a la luz de las estrellas, entre la investigación, el juego y la filosofía.

Estas encuentran su fin en sí mismas, porque es la búsqueda de la respuesta lo que desean en realidad, no la respuesta, ni la pregunta.

Filosofar, al igual que jugar comprende la curiosidad, el deseo y el placer, en definitiva,  los impulsos dinámicos que mantienen las obras de Schachner interrogándose,  a la vez que desarrollan su propio movimiento.

 

Camila Bouchet

   

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